viernes, 3 de julio de 2009

Que salimos a nado... ¡una barca!

La que ha caído hoy....
Llevamos un par de semanas de calor holandés, que se traduce en unos veintitantos grados y bastante humedad.
Hoy se presentaba caluroso y a las 2 de la tarde ha caído un buen chaparrón, pero ha parado pronto.
A las 4 de la tarde ha vuelto a empezar y todo tenía pinta de ser como el anterior, pero ha seguido sin parar y en cierto momento las nubes eran tan grises que parecían negras. De repente se ha puesto todo oscuro, tanto que no se veían las copas de los árboles a través de la ventana.
Ha venido un compañero de la oficina a decirnos que desde su ventana las nubes que venían eran mucho peores, y sí, así era. Cualquiera diría que estábamos en pleno invierno.
Ha seguido lloviendo torrencialmente hasta que estando sentados en nuestra oficina he empezado a oír como un chorro de agua caía en alguna parte. He ido a la oficina de al lado, desierta hoy y me he encontrado una gotera que salía de los paneles del techo, en concreto de donde estaba uno de los fluorescentes. Pero no ha parado ahí la cosa, que mientras ponía la papelera en el sitio de la gotera se ha oído como en la otra punta del pasillo Willy empezaba a dar gritos, y es que en su despacho había otra gotera igual o peor.
Demencial, aquello ha empezado a echar agua sin parar, se han caído los paneles, hemos tenido que cambiar el mobiliario, desenchufar todo y quitarlo de la zona acuática. La moqueta de Willy está como para que le crezca de todo.
Y mientras seguía lloviendo.
Resulta que en la planta baja el agua se estaba saliendo de los baños y la cantina se ha inundado. Una de las paredes frente a la smoking room estaba empapada y el agua salía por todas partes.
La entrada estaba inundándose, y las motos que estaban aparcadas ahí estaban con las ruedas que casi ni se veían.
A todo esto las recepcionistas estaban llamando por megafonía como locas a los de mantenimiento.
Cuando ha parado un poquito hemos aprovechado para irnos en el coche de Teresa, menos mal porque la casetilla de las bicis estaba inundada, mañana habrá que ir a rescatarlas (menos mal que la mía ya está toda oxidada...)
Y cuando por fin hemos salido de la oficina resulta que el parking estaba hasta arriba de agua, así que de tripas corazón y con el agua hasta más arriba de los tobillos, sic.
Al llegar a casa resulta que los pisos bajos se habían inundado y la calle estaba que parecía un pantano. Así que aquí os pongo unas fotos del momento.
Ahora entiendo las inundaciones de verano de Centroeuropa...