jueves, 31 de diciembre de 2009

Shit happens

Como hace muuucho que no me paso por aquí (qué se le va a hacer, soy una mujer trabajadora independiente y que tiene muchas cosas que hacer xD) resumiré lo que me ha pasado en estas vacaciones, que tampoco son muy vacaciones...
La última semana de trabajo fue bastante relajada, el martes era el día grande en la empresa: nos daban la cesta de navidad y había fiesta en la cantina. Resultado: una caja con lo que podríamos decir que era la compra de la semana metida en una cesta de esas que tu abuela usa para meter flores con artículos taaaan útiles como un paquete de salsa curry ya hecha o comida para pájaros. Lo que más ilusión me hizo fue la lata de piña (por lo de ser lo único que encontraría también en una cesta española) y la lata de atún (sí, sí, de atún). Claro, todo sea por la crisis, madre mía.
La fiesta de después tampoco fue gran cosa: Glühwein, cervezas y refrescos (bueno, también había chocolate caliente, pero seamos francos, habiendo alcohol ¿para qué pillarse un chocolate si después dan comida?). En cuanto a la comida, era típica holandesa, salchichas, carne y 3 tipos distintos de stampot (ooohhh se estiraron ¬¬). Que qué es eso del stampot?: pues puré de patatas mezclado con otras verduras, con zanahorias, con chucrut o con una cosa verde que no me acuerdo qué era pero que era el que mejor estaba. Y eso con un chocolate caliente...
La comida de la empresa, por así decirlo fue con los del departamento. Ese día además empezó a nevar de forma importante y nos fuimos andando al restaurante, como unos valientes. Incluso después de pedir por teléfono como 2 horas antes de ir para "no tardar mucho" cuando llegamos no estaba preparado y nos tiramos como 2 horas para comer. Nos pusimos para echar a rodar, menos mal que pagó la empresa xD.
Ese día siguió nevando y se formó una capa importante en la calle, pero el sábado no, lo que no me hizo sospechar lo que se avecinaba...
El domingo venía mi familia por la tarde. Volaban a Ámsterdam y yo iba a recogerles en tren para quedarnos a dormir allí y ver la ciudad al día siguiente. Ja!! Sobre las 2 de la tarde me llama Helena para decirme que me asome a la ventana. Diorrr qué forma de nevar. Así que me arreglé, recogí lo que pude y me fui a la aventura.
Nada más llegar a la estación vives el caos. Uno piensa que a Holanda, vecina de la supermegahiper organizada Alemania, se le habrá pegado algo. Pues no amigos, Holanda podría ser vecina perfectamente de España, pero no la España del norte, con sus quitanieves y sal, no, esto podría pasar perfectamente en Madrid. Caos.
Como iba diciendo, llegué a la estación de trenes para ver que no había ni un cartel encendido. Fui a preguntar qué hacer para llegar a Schiphol y el tío me dice que me quede en casa (que a la larga hubiera sido lo mejor), así de claro. Que si no es urgente ir a Schiphol mejor no ir, claro, para mí era urgente, así que me fui corriendo al andén que me dijo, preparada a que tendría que seguir las indicaciones por megafonía (he dicho que no entiendo holandés que no sea por escrito?).
En principio el plan era ir de Nijmegen a Arnhem, de Arnhem a Utrecht y de Utrecht a Schiphol. Demasiado fácil. Cuando llegué a Arnhem el andén estaba hasta arriba de gente con maletas (buena señal), pero demasiado lleno (malo). Nos tiramos como una hora escuchando al de la megafonía decir que el tren llegaba con retraso (eso sí que era un eufemismo) cuando por fin dijeron que el tráfico estaba interrumpido entre Arnhem y Utrecht, así sin más. Después de espera otro rato largo ya por fin anunciaron un tren a Utrecht. En la otra punta de la estación. Pues nada, yo siguiendo a gente con maletas por todas partes e intentando no romperme la crisma, porque claro, las estaciones estaban llenas de nieve, que de tan pisoteada que estaba era ya una capa de hielo.
El tren en cuestión iba hasta la bandera, pero conseguí sentarme y como no, iba parando en tooodas las estaciones que se encontraba. A todo esto me llama mi hermana y dice que les cancelan el vuelo. Tooooma ya. Seguí en el tren esperando próximos avances desde Barajas por si las moscas. Pero nada, cuando llegué a Utrecht por fin (3 horas después) no había manera de que el avión saliera desde Madrid. Ellos a un hotel, yo de vuelta al tren a casa. Menos mal que ese viajecito no fue de 3 horas.
Con la nieve por los tobillos llegué a casa, donde mi compañera, preocupada por el estado de Schiphol (su avión salía al día siguiente a mediodía) y de los trenes llamaba a un taxi para llegar a la estación a las 5 de la mañana para coger el primer tren. Pues nada, yo con ella. A madrugar de forma salvaje. Ya en la estación nos tocó esperar una horita porque el primer tren de ese día simplemente no salió. Y ya cuando estabamos sentadas dentro esperando los últimos minutos antes de partir me llama otra vez mi hermana diciendo que por la nevada caída en Madrid no salen. Otra vez a casa a dormir.
En fin, que ya por fin pudieron venir el miércoles, pero de una semana que iban a estar se quedó en prácticamente 3 días. Por lo menos las Navidades las pasamos en familia y mi padre me ha arreglado la bici que pensaba que ya era cadáver. El problema es que ya se me había olvidado que era tan alta y tan pesada y esta mañana después de hacer las compras casi me la pego, porque por cierto, ha nevado otra vez, y como aquí no se estila eso de la sal pues ya era un poco hielo más que nieve.
Todo este rollo es para deciros que lo bueno es que mañana será otro día y otro año y que lo paséis muy bien esta noche, que cuidado con los excesos y que para el año que viene más y mejor.


¿Ya tenéis los propósitos de año nuevo? Yo no, igual que Calvin soy perfecta tal como soy ;)