martes, 8 de mayo de 2012

Esas cosas que pasan por hablar español

Últimamente me he estado yendo al trabajo en coche con una compañera que vive muy cerca, así que hacía como... mmm... 4 meses que no pillaba el tren de forma regular.

Hoy a la vuelta iba sola y como el tren ha pasado con retraso (¡oh, sopresa!) pues iba más lleno de lo habitual. Me he metido al lado del pasillo en un grupo de 6, enfrente de una señora birmano/indonesia/vietnamita (vamos, que ni zorra de donde vendría la señora, pero de esa zona, he supuesto). Resulta que iban con ella una señora a mi lado y un hombre al otro lado del pasillo. Pues la que iba sentada enfrente no paraba de hablar. Dios, pero a velocidad supersónica. Casi que sin respirar. 

Yo que iba leyendo Fahrenheit 451 necesitaba un ruido mejor que un idioma desconocido y a toa leche. Así que me he puesto los cascos, pero aún seguía escuchando a la mujer. El hombre asentía de vez en cuando y me ha dado por pensar si estarían hablando de alguien en el vagón. Las probabilidades de que alguien aparte de ellos 3 lo entendieran serían... mínimas. Lo que me ha recordado...

(La imagen ondula como en la series. Música de flashback)

Vagón con espacios para bici del tren de vuelta, asientos contra la pared. Frente a un rubiales. Y es algo más o menos:
- Oye, ¿has visto qué pies más grandes tiene ese chico?
- Hum. Pues la verdad es que sí, pero nada extraordinario en este país. Con lo altos que son.

Tiempo de escáner en silencio.
- Bueno, la verdad es que todo es grande en ese chico: mira las manos también.

Las rodillas le daban casi en el asiento de enfrente. Otro rato para escáner. La verdad es que el chico es resultón. Parece que está intentando llamar por teléfono. En ese momento me pasa por la cabeza "mira que ahora va y habla español".
- Pero ¿sabes qué es lo mejor de todo? Fíjate en su pelo... está limpio, sin gomina, sin mierdas en el pelo.

Termina la conversación sobre el tulipán rubio. Cambia a otras cosas y de repente, el chico coge su móvil, consigue llamar y... Ahí está, hablando en español con acento sudamericano que va a llegar tarde.

Creo que nunca he pasado más calor en mi vida en ese tren. Intento recordar si hemos dicho algo malo de él. Hummm no... creooo. 

Para disimular (creo que estoy más roja que cuando me doy una paliza en la clase de step) empiezo a hablar de la cena. Y entonces el chico nos mira como si nos viera por primera vez. Embobado al ver que ¿hablamos español? Fiuuu, nos libramos.

Maldito país donde saben español. La señora birmano/indonesia/vietnamita juega con ventaja. No es justo.

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