domingo, 23 de septiembre de 2012

Roadtrip por Islandia. La carretera de la mueeettteee

Salimos de Egilsstaðir temprano ya que el plan del día incluía un par de carreteras malísimas.

A unos cuantos km de Egilsstaðir nos desviamos de la carretera 1 para tomar la 901 de camino a Möðrudalur. Nos separan de esta pequeñísima población los desiertos lunares donde los astronautas de la NASA se entrenaron antes de viajar a la luna por su gran similitud.


Una vez en el pueblecito, hicimos una parada para ver el café, la pequeña iglesia y una gasolinera bastante curiosa y pintoresca.


Esta carretera no hace falta revertirla, continuando por la 901 se vuelve a la carretera principal para seguir con el recorrido. A unos poquitos kilómetros aparece la desviación para la siguiente parada: Dettifoss. El problema es la carretera: la 864 es una de las peores carreteras por las que tuvimos que conducir. Llena de pedruscos y polvo, el coche se llena de polvo y no hay quien le quite la mierda al parabrisas por más que se intente. Pero merece muchísimo la pena.

Tras aproximadamente una hora de traqueteo por fin llegamos a una indicación de la cascada. Es una de las pocas que no se ven desde la carretera, pero una vez que llegas al párking empiezas a ver la nube de gotitas y al salir del coche, el ruido.


La cascada de Hafragilfoss está tan solo a unos 5 minutos más en coche. Lo mejor es dejarlo aparcado y recorrerse el camino rocoso que sigue al agua, para poder observar la cascada en todo su esplendor.

La carretera 864 continúa hacia el norte para poder llegar a Ásbyrgi, un cañón con forma de herradura que según la leyenda es la impresión que dejó uno de los cascos del caballo de Odín, Sleipnir.

El camino de vuelta es por la misma carretera, para volver a la carretera circular. Así que paciencia, paciencia. Mi hermana fue conduciendo todo el trayecto por la carretera infernal, y en un momento dado, ya en el camino de vuelta, con todo el ruido que hay en el coche con tanta piedra en la carretera, pues me pareció oír algún ruido del coche, pero dije "Anda, le estamos dando un calentón al coche (que era automático) que va el ventilador a tope". Unos cuantos kilómetros más adelante mi hermana suelta "Ostiá, que vamos en primera". Y es que en vez de meter la marcha D (drive), le dio a la S y fuimos en primera no sé cuantos kilómetros a 5000 revoluciones... 

La última atracción del día fue el lago Mývatn y todos los fenómenos geológicos de los alrededores. Es una zona de gran actividad volcánica, y además de fumarolas, hay muchas formaciones volcánicas: cráteres, cuevas con agua termal, pseudocráteres...

Antes de llegar al lago en sí hay que desviarse a la izquierda para ver la zona de Námafjall y sus fumarolas y las charcas de lodo de sulfuro hirviendo. En la zona hay unos humos y un olor a huevo podrido que no se olvida, nop. Al otro lado de la carretera se puede visitar el cráter del Krafla.

Una vez en la zona del lago, hay varias atracciones a visitar. La zona del lago está preparada como zona de senderismo y se pueden visitar todos los puntos de interés caminando.

El crater de Hverfell se puede subir andando y da unas bonitas vistas de la zona y de su caldera. 


Dimmuborgir (castillos o fortalezas oscuras) es una gran área con formaciones de lava. La explicación geológica que dan a la entrada del parque es que durante la erupción que fluyó hacia un lago, donde el agua hervió, y con la fuerza del vapor subiendo formó columnas de lava. Según la tradición islandesa aquí viven los duendes. Hay varias rutas para recorrerse la zona. No son muy largas y tampoco exigentes físicamente.

Alrededor del lago Mývatn pueden verse pseudocráteres, formados por burbujas de lava que al romperse dan la sensación de ser pequeños cráteres.

Después de darnos un paseo por un pequeño lugar de observación de aves volvimos a la carretera para dirigirnos al nuestro hotel: Narfastadir guesthouse. Cometimos el error de pensar que estaba en Laugar, y tras darnos una vuelta por ahí y preguntarle a un vikingo (nivel 5/5) nos chapurreó que diéramos la vuelta. Luego volvimos a parar porque pensábamos que nos había choteado y mi sister acabó entrando a una especie de bar donde nadie hablaba inglés y el que le contestó algo no tenía dientes y comía pizza mientras mostraba su maravillosa boca.

En unas casas cercanas volvimos a preguntar (no hablan mucho inglés por allí) y ya nos dieron las indicaciones. Nos habíamos pasado un buen trecho.

La Narfastadir guesthouse es una antigua granja. Está muy bien preparada y las habitaciones están bien, pero esta vez no nos dieron una triple sino 2 dobles y una tuvo que dormir sola :(

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